Las plataformas como Uber, Grin, y Rappi se disfrazan bajo el eufemismo 'Economía Colaborativa' cuando claramente no representan eso. En realidad,
se parecen más al modelo tradicional donde una empresa contrata empleados, provee servicios y cobra por ellos, nada de colaboración, que se entiende
como algo voluntario sin esperar nada a cambio. Estas plataformas tienen varias cosas en común entre ellas 3 características que las hacen perjudiciales
para la sociedad:
El efecto de red: Entre más grandes son, más socios tienen (conductores, mensajeros y restaurantes) y por lo tanto más útiles se vuelven para los usuarios, pues estos obtienen más rápidamente el servicio que necesitan al estar los socios de la plataforma en una mayor cantidad. Esto en principio parece bien, pero no lo es; es la receta para la monopolización. Entre más poder de mercado ganan, están en mejor posición para ganar más y anular cualquier competencia que se intente crear, permitiéndoles convertirse en entes muy poderosos como lo son Google y Facebook. Esto produce un efecto nocivo en la economía: solo unas cuantas plataformas poseen el poder negociador del mercado generando oligopolios y poca competencia que hacen que las comisiones cobradas a sus socios sean muy altas.
La socialización de los riesgos y la privatización de las ganancias: Logran que sus socios asuman la mayor parte de los riesgos de la actividad desarrollada. Actividades como tener, mantener y manejar un carro; entregar domicilios; comprar ingredientes y contratar cocineros y preparar comida, involucran múltiples riesgos como multas, depreciaciones, accidentes, costos de mantenimiento, problemas con proveedores y empleados, etc. Las plataformas en cambio, no corren con ninguno de estos riesgos, solo se dedican a conectar y cobrar cumplidamente la comisión a sus socios, que suele ser muy alta. Así, los socios compiten a nivel del piso tratando de sortear todos los inconvenientes que se les presentan y luchando por mantener su rentabilidad, mientras las plataformas van en jet volando.
Apropiación de bienes públicos para sus actividades: Usan bienes públicos para reemplazar su falta de infraestructura. En el caso de Rappi usan zonas públicas para que sus mensajeros esperen servicios. En el caso de Grin usan andenes y jardines para parquear sus patinetas. En el caso de Uber usan gratis el espacio público de circulación por el cual las empresas de taxi deben pagar un cupo. Esta apropiación es insostenible pues entre más crezcan y se masifiquen, más problemas y costos generarán a la sociedad. Además, si se quisiera incentivar que existieran múltiples empresas de este tipo para aumentar la competencia, este problema se multiplicaría rápidamente. No solo habría patinetas de Grin, si no de Bird y Lime regadas por toda la ciudad y los parques estarían ocupados por mensajeros multicolor naranja, azul claro y verde, y las ciudades estarían cada vez más congestionadas por conductores en espera de un servicio.
Sin embargo, no todo es negativo. Hay que reconocer que el modelo de estas plataformas tiene cosas positivas como permitir la flexibilidad de horas laborales de sus socios, agilizar y facilitar el servicio prestado al consumidor y en el caso de las de domicilios, optimizar los envíos de los establecimientos. Estos beneficios no tenemos por qué perderlos, pero si se podría corregir su funcionamiento para que tengamos sus beneficios y no sus inconvenientes.
La competencia y libre mercado funcionan razonablemente bien en la economía tradicional. Por ejemplo, cuando un establecimiento puede vender jugos de fruta más deliciosos y más económicos que la competencia, es normal que su clientela se incremente. Los clientes se benefician porque obtienen mejor producto a mejor precio, el emprendedor innovador se beneficia porque gracias a su trabajo bien hecho está obteniendo más ventas y hasta la competencia que perdió clientes le conviene porque le ayuda a aprender que está haciendo mal y como poder llegarles nuevamente a sus clientes. Sin embargo, en este tipo de negocios de plataforma la competencia no siempre beneficia a la sociedad.
¿Como sería si en cierto municipio existieran múltiples empresas recolectoras de basura y los usuarios eligieran cúal de estas usar? Por ejemplo, un usuario podría elegir la que tiene el énfasis máximo en el reciclaje, aunque es más cara, otro la que es balanceada y otro la que es más económica. Permanentemente pasarían carros de basura por todas las calles, unos para recoger una basura y otros para recoger otra y otros para la otra. La basura estaría siempre en las calles porque siempre habría algún usuario que la necesita sacar ese día. Un caos completo, un desastre desordenado e inviable. A la misma situación de desorden se acercan estas plataformas. No es conveniente para el espacio público poner a empresas a competir por él porque este es ya es muy escaso y solo se producirían problemas, desordenes e ineficiencias. Lo correcto sería que tuvieran un orden, como lo tienen las empresas recolectoras de basura.
¿Qué negocios no tienen sentido para la sociedad ponerlos en la arena de la libre competencia? En general en los que su negocio depende de la presencia consecuencias negativas a la sociedad (Guerras, desastres, enfermedades, etc.) pero también los negocios que mientras su escala sea mayor más grande es el beneficio para los usuarios y el hecho que existan otros negocios competidores es un inconveniente para estos. Este tipo de negocios como el alquiler de patinetas, plataformas de transporte y plataformas de domicilios, prestan un mejor servicio a los usuarios cuando disponen de más patinetas distribuidas, más conductores y más mensajeros disponibles. Este tipo de servicios podrían considerarse cercanos a los monopolios naturales como los servicios públicos en los cuales no existe la necesidad de competencia para aumentar el bien común.
Supongamos que en pro de la competencia, disminuir la comisión cobrada a los restaurantes y mejorar el pago a los mensajeros existieran 10 plataformas como Rappi en determinado municipio. Por el lado de los restaurantes y mensajeros suena bien, podrían elegir la opción que mejores condiciones les provea. Sin embargo, por el lado de los consumidores sería muy inconveniente porque tendrían que instalar y navegar a través de 10 aplicaciones diferentes para encontrar el restaurante al que quisieran pedir su domicilio. Además, al tener 10 plataformas distintas habría menos mensajeros disponibles por plataforma y estarían más dispersos, por lo tanto los tiempos de entrega se incrementarían. No es conveniente para el usuario la existencia de 10 plataformas distintas porque el valor aportado al usuario por estas sería mucho menor que el valor aportado por una sola que manejara todos los restaurantes y mensajeros del municipio.
El efecto de red no es igual de importante ni tiene necesidad de ser tan grande para todas las plataformas. Mientras que Google requiere un efecto de red, tal vez no muy importante, pero si global para brindar su máximo valor y Facebook requiere un efecto de red muy importante, pero de un poco de menor dimensión, tal vez a nivel regional o nacional, estas plataformas no requieren un efecto de red de mayor amplitud geográfica que su municipio para ofrecer el máximo valor al usuario porque se enfocan en servicios que se proveen localmente: principalmente domicilios y transportes.
Esto las hace perfectas candidatas a ser una especie de servicios municipales. Estas empresas no necesariamente tendrían que ser estatizadas, pero si pueden ser privadas y locales. De la misma manera que un municipio contrata una empresa de publicidad, o una empresa para administrar la recolección de basura, podría abrir licitación pública para que los privados participen para obtener la adjudicación de la prestación de ese servicio de manera exclusiva durante cierto tiempo. Además, no necesariamente tendrían que ser financiadas por los municipios, podrían operar de manera independiente como lo hacen ahora, pero tendrían que competir para ofrecer la mejor oferta para los usuarios y socios que sería elegida en base a el beneficio global a la sociedad que esta aporte. Por ejemplo, en el caso de plataformas de domicilios se premiaría la menor comisión a los restaurantes, el mayor pago a domiciliarios y el mejor servicio a los usuarios. De esta manera, estas empresas no tendrían que gastar millones en publicidad para intentar aumentar su cuota de mercado si no que contarían con un monopolio de facto en cada municipio, esto traería ahorros para la sociedad en su conjunto. Los privados seguirían compitiendo pues competirían en un entorno incluso más justo que antes porque su capacidad de ganar las adjudicaciones no dependería de que tanto poder en el mercado tienen actualmente si no de que tan bien pueden hacer las cosas. Además, de paso se podrían solucionar inconvenientes importantes que actualmente presentan pues para poder obtener la adjudicación tendrían que cumplir con establecer contratos legales y socialmente responsables con sus colaboradores y cada municipio podría proveer de manera ordenada y planeada los espacios públicos requeridos por estas para poder operar.
Esto no es una idea novedosa o rompedora, de hecho ya funciona muy bien en Medellín con el sistema Encicla de préstamo de bicicletas. Este sistema es el equivalente público al alquiler de patinetas y funciona de manera ordenada y eficiente para los usuarios. Este es un caso exitoso de operación 100% pública y gratis, pero no todos tendrían que serlo, como se mencionó podrían ser servicios con ánimo de lucro, pero ordenados públicamente y asignada su operación a privados durante cierto tiempo. Y si una ciudad principal parece muy grande para asignársela a un solo operador, esta podría dividirse en localidades o comunas para la adjudicación de la plataforma operadora en cada una de ellas1.
Volviendo al caso de Rappi del artículo inicial (7 Razones Para No Usar Rappi) así se podrían solucionar todos los inconvenientes presentados:
1. Falta de responsabilidad social: Los operadores estarían obligados a contratar legalmente a todos los mensajeros.
2. Seguridad informática: Sería necesaria una auditoría de seguridad de la plataforma antes de la adjudicación. E incluso si es de
código abierto esta auditoría la podría ayudar a hacer la comunidad.
3. Contrato civil con un desconocido: No existiría. No sería necesario porque los mensajeros serían contratistas/empleados del operador
de la plataforma y los usuarios solo clientes.
4. Ocupación del espacio público: Cada municipio podría adaptar lugares para que los mensajeros descansen y esperen los próximos servicios
sin ocupar los otros espacios públicos.
5. Precios más altos a consumidores: No habría altas comisiones a los restaurantes que incrementen los precios porque en la adjudicación
se elegiría el operador que provea el mayor beneficio a la sociedad: menores comisiones a restaurantes, más ingresos para los mensajeros y
mejor servicio a usuarios.
6. Excesiva publicidad e incumplimiento de leyes: En la adjudicación se podría condicionar la pérdida de esta en caso de violar alguna
ley de datos y tanta publicidad no sería necesaria porque el operador no tendría presión para intentar obtener la máxima cuota de mercado porque
ya la tendría toda. Los usuarios ya sabrían que existe la plataforma y la usarían sin necesidad de estar permanentemente bombardeados por ella.
7. Monopolio: Habría un monopolio de facto por municipio, pero esto no es malo porque no habría un monopolio en todo el país que tuviera
verdadero poder. Los operadores competirían municipio a municipio para ofrecer el servicio de operación y así se obtendría una buena dósis de
competencia para reducir los costos a los restaurantes y al consumidor.
Un paso más allá que se podría dar sería el desarrollo de plataformas de código abierto de parte del estado. El desarrollo de plataformas copia de las existentes no cuesta grandes cantidades de dinero, para un estado es dinero de bolsillo. Sin embargo, este desarrollo podría tener enormes beneficios para la sociedad: se podría compartir con todos municipios que las quisieran implementar, se estandarizaría su operación, se reducirían los costos de mantenimiento y operación y cada municipio contrataría la operación del día a día a un mínimo costo con un privado. Este tipo de desarrollo podría ser financiado por el estado en su sana intención de promover entre todos los municipios de su territorio las plataformas tecnológicas necesarias para prestar estos servicios a la sociedad. Haciendo un paralelo, sería el equivalente a construir carreteras para conectar municipios y veredas. Serían plataformas de conexión entre participantes de la economía para hacerla más óptima y beneficiosa para todos. Se facilitarían conexiones de consumidores-mensajeros-restaurantes, consumidores-equipo (patinetas o bicicletas) y consumidores-conductores.
En resumen, unas plataformas de código abierto y con un mínimo de costo de operación adjudicadas por municipio a un privado durante cierto tiempo serían la mejor alternativa para hacerlas mucho más beneficiosas para la sociedad y más cercanas a poder generar la verdadera economía colaborativa.
Notas:
1. Dependiendo de la demanda del
servicio y la densidad geográfica de socios requerida para tener un servicio óptimo, se podría considerar adjudicar
más de un operador por municipio, pero se debería soportar con datos sólidos la necesidad y conveniencia de hacerlo. Aún así
intuyo que sería más práctico, fácil de manejar, fiel a al concepto original y la adjudicación más simple adjudicar solo un operador
por municipio.
Por David 11/6/2019